viernes, 22 de junio de 2012

Adiós ( y te amo.)

Y supongo que esto es lo que se siente cuando te despides de alguien que lo ha sido todo, alguien que ha sido capaz de plantarte en el suelo y decirte que lo importante eres tú, aquí y ahora: Tu felicidad. Lo demás, para ella es secundario.
Y será un vacío parecido a este el que tanto cantan y recitan los cantantes y poetas, un dolor tantas veces diagnosticado e incapaz de cicatrizar. Un amor con fecha de caducidad, la única enfermedad irremediable. Supongo que todos esos que alguna vez escribieron que fueron muertos en vida quisieron tanto como tú. Y sintieron, a su vez, que nunca nadie sería capaz de amar tanto como ellos. Son las frases repetidas que uno a uno vamos convirtiendo en tópicos, Esa experiencia provocada por un desaliento que nada ni nadie entiende excepto tú, y tu locura disfrazada de felicidad.
Todo lo que gritamos, lo que reímos, tantos perdones inconfesables. Momentos que jamás existieron pero que siempre dibujaré en mi memoria. Lugares. Deseos. Hecho incontrastables y aullidos alarmantes. Lloros. Abrazos. Cariño. Una muestra más de que nuestras vidas ya nunca volverán a ser esas que brillaban sin temor al qué dirán.
Y no me queda más que dirigirme a tí con un incondicional agradecimiento por haberme enseñado tanto del sufrimiento. Por haberme rescatado una y otra vez del abismo de mi vida.
Adiós. Supongo que es todo lo que nos queda decir.

(Se me olvidaba.. Siempre serás el amor de mi vida.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario