domingo, 8 de abril de 2012

Me da miedo la enormidad donde nadie oye mi voz.

Y darle la vuelta al mundo para dejar de ser yo la que se sienta cabeza abajo. Y dejar de iluminar cada sentimiento como si fuese el último, cada paso como si fuese el mejor recorrido. Haberme dado al alcohol para ahogar mis penas, y olvidar que al día siguiente los problemas siguen aquí, y siguen torturando mi intento de salir de algo que no sé ni si algún día empezó. El pasado no deja de acosarme, y el presente no hace más que recordarme que en 5 meses estaré en un futuro en el que quizá, ya no quiero estar. Olvidarme de cada una de sus sonrisas, de sus miradas. Sumergirme en cada cigarrillo como si cada calada expulsada fuese un recuerdo deteriorado, emborronado, olvidado. Sentirme muerta en vida y revivir al cerrar los ojos y verla. He intentado dejar de recordarte pero cada segundo y cada trago sólo me recordaban que no eres mía, que pese a que un día entre risas y besos incompletos lo dijimos: seguimos separadas por dos mundos que no tienen nada que ver.
Y darme cuenta de que por mucho que quiera salir de aquí, mi pasado siempre me perseguirá, que no puedo crear una nueva vida porque ya he viajado casi dieciocho años en ella. No puedo borrar cada cara, no soy capaz ni de eliminar el miedo.. Y sigo convencida de que quiero aprender a quererte como mereces, enseñarte a volar como un día me pediste.
"Creo en los fantasmas terribles de algún extraño lugar, y en mis tonterías para hacer tu risa estallar. En un mundo descomunal siento tu fragilidad."

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