domingo, 25 de marzo de 2012

Porque el único Dios en el que creo, es el amor.

Sabes lo que no es normal? Quieres que te diga lo que no es normal? No es normal pensar que hacer el amor es pecado, no es normal que Dios no no quiera a las lesbianas ni a los homosexuales, no es normal. No es normal que la iglesia oculte abusos de niños, ni que los sacerdotes no se puedan casar. No es normal la riqueza del Vaticano, ni los anillos, ni el oro, ni el dinero gastado en las campañas de publicidad y todo ese boato absurdo mientras 30 millones de personas se contagian de sida en África por no usar preservativo. Dios nos hizo con dos brazos, y con dos piernas, y también nos hizo con la capacidad de amar, de querernos, de tocarnos, de sentir con la yema de los dedos un pecho acelerado por la excitación y eso... eso no puede ser pecado. Amar, amar no es fácil.. Y se empeñan en hacerlo más difícil y enrevesado como si no nos bastásemos nosotros mismos, como si no se bastara la propia humanidad para complicarlo todo. Porque amar es entender también el rechazo, entender que te van a hacer daño, que vas a sufrir y que vas a llorar, y es entender, que las cosas son muy distintas al sacramento de matrimonio. Hoy te casas, ¿y vives feliz para toda la vida? Falso. Por muchos siglos que puedan seguir proclamándolo.
Sabéis qué creo? Creo que no saben lo que es el amor, porque si algo he aprendido estos años, es que si apretar un cuerpo hasta convertirse en uno es pecado: Soy un pecador. Porque el único Dios en el que creo, es el amor.

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