lunes, 14 de marzo de 2011

Al borde de lo inmencionable

Es increíble ver como un solo segundo hubiese cambiado la historia. Un paso más, y una vida menos. Es increíble ver, que cuando menos te lo esperas, te das la vuelta y ya no está, ha desaparecido. Sentada en un paso de cebra, quizá por la gracia que le haría sentirse entre tanto coche, o quizá quería ser una espectadora más de todas esas que se posaban en su madre, cuchicheando entre pensamientos, sin saber que fue sólo un despiste, que no hay nadie mejor que ella. Nadie con un corazón tan grande, ni que sea capaz de luchar tanto por la felicidad de su hija. Porque ella es única.
Y se le escapó ese día,  pero parece que el tiempo no quiere verla sufrir la pérdida de lo que más quiere. No se lo merece, lo defenderé a capa y espada.
No sé a quién tengo que dar las gracias hoy, pero sea quien sea quien mueve las manijas del tiempo, que sepa que no le puedo agradecer más que esto no haya pasado un segundo después.
Te cuidaré en tus pesadillas.

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