martes, 28 de febrero de 2012

I promisse you, I'll always be..

Hoy son momentos felices y tristes, son recuerdos, son sonrisas, brillos. Lágrimas dulces y saladas, miradas envenenadas, y ojos capaces de hacer brillar el mundo, dejando las pestañas como míseras cortinas arrebatadoras de bombillas. Es la memoria traicionándome, y diez minutos que han dado la vuelta a mi vida para devolverle el amor. Porque aún recuerdo porqué me enamoré de ti. Aún me duele cuando cierro los ojos, y recuerdo ese día en que todo parecía moverse pero yo seguía inmóvil, en el mismo sitio pero sin la misma gente. Y sí, aún recuerdo el sonido de ese último latido que me provocó una capacidad desconocida de vivir sin órganos vitales. Rompí las barreras del sonido, rompí las ilusiones del pasado, los besos de un futuro. Me separé de lo más profundo de mis sentimientos para aislarme en un mundo donde cada nota musical me hacía vibrar, y cada palabra hacía arrepentirme. Dicen... que arrepentirse es tardar en rectificar. Aunque claro, más conocido es aquel que dice que arrepentirse es de sabios y valientes, nunca de cobardes. 
Yo aprendí a vivir mi vida basándome en los errores y maldades de otros. Aprendí a amar cuando me di cuenta que la vida de los que me rodeaban no tenía amor alguno. Fui capaz de cambiar monedas por valores, prendas por palabras, y una vida entera por la búsqueda de mi felicidad. Y sí, basé mi felicidad en el amor. Me arrepentí tantas veces que ni las estrellas serían capaces de contarlas. Pero me cansé. Me cansé de desear, de idolatrar, de necesitar. Me cansé de seguir amando, pero sólo con un propósito: Cuando consiguiese dejar de amarte, ser capaz a dejar que otra persona me deje aprender a amarla. 

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