miércoles, 29 de febrero de 2012

"Y diles, vida mía, que el amor ya no se esconde...

...Va escogiendo su camino, va dejándose llevar."
Y quién diga que la amistad no es lo más importante en la vida: Miente. Hay amistades que son capaces de hacerte reir hasta dejarte un dolor de tripa que quita el hambre. Amistades que con dos palabras son capaces de sacarte de un pozo para irte reviviendo poco a poco, haciéndote resurgir de.. sí, exacto, de tus cenizas. También están esas amigas que te sonríen y dan la mano, aquellas que te besan el moflete de una manera tan fuerte que duele, pero que luego al mirarlas puedes ver en sus ojos que la felicidad que te aporta estar con ellas hace que ese estrujamiento de mejillas merezca la pena. Luego las que no conoces en persona, pero son capaces de preocuparse por ti tanto como las otras. Y a esa que no conoces en persona le has contado más que a todas las otras juntas, irónico, no? Además se encuentran las que sólo observan. No hablan. Sólo escuchan. Se sientan en una esquina y de vez en cuando sonríen. Esas en las que yo por alguna razón más confío, y a la que hoy he contado mi mayor secreto.
La amistad no es siempre confianza plena, porque quizá hasta que no confíe en mí misma nunca confiaré plenamente en nadie. Pero hoy para mí la amistad ha dado un paso más. Ha caminado hacia la comprensión, el cariño. Hacía el paño que ha quitado mis lágrimas y parte del miedo. La aceptación a mi mayor secreto.
Y gracias a esa amistad que conocí hace poco he aprendido que soy capaz de confiar y creer en mí y en otros mucho más. Porque no estoy haciendo nada malo, porque soy como soy, y porque hoy, sí puedo decir que soy capaz de AMAR LIBREMENTE.

martes, 28 de febrero de 2012

I promisse you, I'll always be..

Hoy son momentos felices y tristes, son recuerdos, son sonrisas, brillos. Lágrimas dulces y saladas, miradas envenenadas, y ojos capaces de hacer brillar el mundo, dejando las pestañas como míseras cortinas arrebatadoras de bombillas. Es la memoria traicionándome, y diez minutos que han dado la vuelta a mi vida para devolverle el amor. Porque aún recuerdo porqué me enamoré de ti. Aún me duele cuando cierro los ojos, y recuerdo ese día en que todo parecía moverse pero yo seguía inmóvil, en el mismo sitio pero sin la misma gente. Y sí, aún recuerdo el sonido de ese último latido que me provocó una capacidad desconocida de vivir sin órganos vitales. Rompí las barreras del sonido, rompí las ilusiones del pasado, los besos de un futuro. Me separé de lo más profundo de mis sentimientos para aislarme en un mundo donde cada nota musical me hacía vibrar, y cada palabra hacía arrepentirme. Dicen... que arrepentirse es tardar en rectificar. Aunque claro, más conocido es aquel que dice que arrepentirse es de sabios y valientes, nunca de cobardes. 
Yo aprendí a vivir mi vida basándome en los errores y maldades de otros. Aprendí a amar cuando me di cuenta que la vida de los que me rodeaban no tenía amor alguno. Fui capaz de cambiar monedas por valores, prendas por palabras, y una vida entera por la búsqueda de mi felicidad. Y sí, basé mi felicidad en el amor. Me arrepentí tantas veces que ni las estrellas serían capaces de contarlas. Pero me cansé. Me cansé de desear, de idolatrar, de necesitar. Me cansé de seguir amando, pero sólo con un propósito: Cuando consiguiese dejar de amarte, ser capaz a dejar que otra persona me deje aprender a amarla. 

viernes, 24 de febrero de 2012

RyC

"Que yo no tengo dinero pa’ comprarte la luna. Yo quemo los billetes en guitarras y en cantinas y saco brillo a las calles porque tus besos me esquivan, seré poquita cosa, pero una cosa tuya.. Yo no me creo el amor sí es con papeles,
pero si vienes conmigo fliparás en colores. Y que se muera París y sus rincones no digas que no te dije que me esperes.
Yo no entiendo de amores ni de posesiones, yo vivo de canciones. Soy timidez hecha persona, mi corazón es un verbena, y el whisky vive en mis venas.
No sé nada ni guardar la ropa, no sé sí mi corazón te importa, no sé decir que no a la última copa. No sé si quieres dormir conmigo, no sé si quieres que sea tu abrigo, no sé qué cojones hacer contigo.
Vivo en un piso normal, en frente de las vías, no es el paraíso pero se le aproxima. Sí te quedas a cenar, a mí me comen las dudas. 
Sólo me siento mejor si te tengo a oscuras.
Sí se nos cae la ropa por el calor del vino todo va viento en popa. Sí nos pilla la aurora rodando por el suelo ya tengo lo que quiero."

En busca de lo desconocido con la experiencia de lo vivido. Copa de vino en mano, un par de labios, y toda una vida por delante. ¿Te vas a atrever?

You didn't mean to love me (but we know you did)

Días, horas minutos. Tiempo. Ciudades, países. Lugares. El poder de dos miradas y su capacidad para parar el tiempo. No importa cómo se llamen, ni porqué empezó todo. Importa que eran dos, unidas en un sólo y mismo corazón. Y es el poder de eso que llaman amor, ese sentimiento tan brutal que es capaz de arroyar todo lo que se le aparezca por delante. Como un maremoto, como un terremoto. Como ese temblor de piernas al verse, ese corazón que parece querer saltar del pecho y volar a sus manos. Jurar no querer marcharse, y sin palabras, sólo con latidos, llevarle hacia los labios de su antigua dueña. Porque ni el mejor poeta es capaz de describir lo que pasa dentro de nosotros al besar a la persona que amamos, ni el mejor filósofo comprenderá nunca la belleza de este momento. Ni un médico, ni un profesor, será capaz ni de curar ni de enseñar tanto en tan poco.
Y se entrelazan las promesas, las manos, sus cuerpos. Dos miradas que se buscarán mutuamente con ganas de refugio, y el techo bajo el que se sostiene el miedo de todo humano. Porque si hay que reconocer algo.. es que gracias al amor podemos sentirnos alguien alguna vez. Gracias al amor luchamos, maduramos, nos formamos. Y gracias a él.. vivimos.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Entre tanta oscuridad (brillo.)

La fragilidad de una mirada que pese a no ser de cristal, brilla como si de fuego se tratase. Esa compenetración que tanto me dio, que tantas veces envolvió mi vida en un solo latido. Ser capaz de retroceder al recuerdo de tantas sonrisas, al recuerdo de lo inevitable. Pero un día pasó, y estábamos las dos ahí. Y me quisiste, y me adoraste. Y me susurraste las dos palabras que mi boca no se atrevía a decir, pero que tanto gritaban mi corazón. Me volví romántica, me convertí en una persona fácil de etiquetar. Me di cuenta de qué era lo que realmente quería en mi vida, qué sería capaz de llenar mi vacío. Todo giraba a mi alrededor: pero yo estaba congelada. Tenía frío, tenía miedo. Pero juré quedarme encerrada en esa mirada para siempre. Fui capaz de amar tanto que dolía, y la delicadeza se apoderó de mi mano para dejar de tocar tu piel y comenzar a rozarla, mi cuerpo trataba de convertirte en porcelana mientras mi cabeza quería hacerte invisible, inexistente.
Y volverte a ver, y volverte a mirar. Porque nuestras miradas bastan, y nuestros gestos condenan. Aprendí tanto de mis errores que juré nunca arrepentirme de ellos. Y aquí estoy, en el mismo lugar de siempre, con paredes que gritan y sueños que muerden.
 Mis ojos siguen deseando ser capaces de brillar y sonreir de nuevo.

martes, 21 de febrero de 2012

Descubriendo una parte inédita..

He sido la primera en defender los ideales de otros, la primera en crear un camino en mi vida, la primera en confiar hasta sangrar y la primera en denominarme imparcial. He sido capaz de ponerle un ‘yo’ a mi vida después de llevar varios años viviendo la de otros, encontrando respuestas en sus errores y más tarde aplicándolos a mis acciones para convertirlas en aciertos. He demostrado ser capaz de sentir como todos y querer más que nadie. He fallado tantas veces que no me merece ni hacer la cuenta, y he aprendido tanto de esos fallos que sé convertir mis sonrisas en algo sincero antes que forzado. He llorado, sufrido, experimentado, y demostrado una fortaleza que nunca pensé tener. He creado metas en mi vida, y he definido al ser humano como perfecto sólo cuando es capaz de aceptar su imperfección. He dañado a gente que sólo quería un abrazo, y me he sentido acompañada en el dolor cuando he visto una lágrima. He rectificado, me he arrepentido. He apoyado una tesis hasta no soportarla más y he sido la principal defensora de una igualdad que aún a día de hoy no he sido capaz de implantar en mi vida. He buscado ser libre, y cuando más libertad me han dado, más he necesitado la compañía y preocupación de otros. He buscado y encontrado a gente capaz de convertir el día más triste en uno lleno de recuerdos bonitos, lleno de cariño y miradas que me demostraban acompañarme hasta el fin del mundo. Me he sincerado, y he escondido mis sentimientos bajo llave. Me han roto la coraza, y he salido de ella para dejar de recibir y comenzar a dar sin pedir nada a cambio. He sido capaz de reconocer que dando y consiguiendo una sonrisa de aquellos que quiero es como realmente conseguiré ser feliz. He roto platos, vasos, corazones, deseos, ilusiones, ventanas, puertas… me llegué a romper hasta a mí misma. He sido egoísta, ingenua, y quizá demasiado despistada algunas veces. Buena y mala, la peor y mejor amiga. He aprendido a conocerme a mí misma, a tomarme un momento de respiro y a aprovechar los momentos de soledad como un regalo de la vida. He visto la vida como un regalo, y he convertido mi tan odiosa trayectoria en un acierto. He dejado de lado todo para no hacer nada, siendo vaga, desconsiderada, llamando la atención de aquellos que aún a día de hoy prefieren tener los bolsillos llenos a mi amor. He aprendido a amar a todos esos que ponen lo material en segundo lugar, y que me demuestran día tras día, con enfados, con errores, con virtudes y confianza que cada uno aportamos algo único al mundo, algo lleno de alegría, algo con su propia nota musical… He aprendido a vivir dentro de las canciones, a escuchar las letras y dejar que la brisa baile con la melodía, a que cada una marque un sentimiento, una emoción que recordar siempre que le dé al play.
He aprendido a todo… menos a dejar de tener miedo. A no soportar la idea de que todo esto pueda desvanecerse el día de mañana y vuelva ese sentimiento de soledad que tanto me costó expulsar de mi vida. Miedo a no conseguir la aceptación, a no ser capaz de mirarme en el espejo y reconocerme. Temo tanto a la idea de perderme en una vida sin amor que no soy capaz de querer, ni encontrar a nadie que me de la mano a la hora de salir del armario y amar libremente. Amar a esa persona tan lentamente que me acabe doliendo el alma, y dejar de refugiarme noche tras noche en un cuerpo que me sea indiferente, en un cuerpo que me aporte tan poco siendo tan grande. Y si tengo derecho a pedir… sólo quiero que una mirada me pare el corazón. Que un roce sea capaz de convertirse en mi elixir de juventud. Quiero ser capaz de verme reflejada en ella y ella en mí, amando eternamente la necesidad de besarnos.