Recuérdame siempre que por mucho daño que me hagas, siempre te tendré que estar agradecida. Y acuérdate de recordarme lo mucho que te quise una vez para no dejarte marchar. Los recuerdos no mueren, ni se los lleva el viento. Al menos no los nuestros: eres imborrable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario