miércoles, 28 de noviembre de 2012

I heard you scream, I was there.

La lluvia mordiendo su cara, gritándole en busca de una reacción. De rodillas mirando las formas que hace el asfalto encuentra un arco iris, una esperanza enterrada en un brillo con sabor a libertad. Envuelta en su propia silueta vagabundea por sus más oscuros sentimientos, por esa maldad que intenta controlar día tras día. Ese diablo que sólo saca cuando escucha Rock n' Roll, cuando la nota más alta de Kurt Cobain roza su pelo erizado y sus ojos ensangrentados en lo peor de su dolor. Y busca y sigue y seguirá buscando dar y recibir. Dejar de lado un costumbrismo para que Billie Joe le susurre que en el infierno también se puede ser feliz, que Joe Strummer se encontró con él en su peor pesadilla recitándole los versos más reivindicados de su punk.
Olvida entre guitarras eléctricas y luces parpadeantes. Entre el sudor del pelo largo y la oscuridad de su flequillo suplica poder desenvolver todo aquello que ella sabe que le hace única: un beso, una caricia y una posdata memorable. Arranca cada hoja del otoño revolcada el el tronco de un árbol, marchitando aún más su negro corazón con tinta trasparente, tatuándose palabras con las uñas mientras la sangre hierbe, ardiente ante el deseo de estallar en una noce de lujuria.
Deconcertada, mira a la luna asomarse tras las ramas. De nuevo una esperanza, de nuevo un logro. Seca sus heridas y resucita prometiéndose nunca arrepentirse de semejante episodio. Abrazándose y perdonándose. "Hoy empieza tu nueva vida y quiero acompañarte", le susurro.

#np Don't look back in Anger - Oasis

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Sueños de papel

Nuevas ilusiones. Nuevas formas de que me brillen los ojos al verte entrar, al reconocerte en la distancia. Me encantas. No sé ni cómo hacerlo para llegar a tí, pero llegaré... es mi nueva meta.
Y por fin encuentro a alguien que me haga salir de un círculo vicioso donde no lograba ser yo misma.

Y es que.. ¿Hay algo más bonito que esos primeros encuentros de dos miradas? Algo más bonito que esa sonrisa que se dibuja en mi cara al ver su risa en la distancia, algo más ajeno y a la vez más personal que un primer contacto físico: un choque en una clase, una rozadura de mano al dejarme un bolígrafo, la forma en la que dos codos se rozan al estar depié, pegadas, fingiendo no saber quién es la persona que está a tu lado.

Me estoy volviendo tarumba.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Carta de despedida.

Hola:
Sí, hola. Sólo hola. Una palabra más de todas las que escribiré, de todas las que formarán parte de este adiós, de este 'hasta siempre'.
Hoy has decidido acabar con nuestra relación por completo. Sí, el primer paso lo di yo. Y la culpa, aunque engañada, también fue mía. La verdad es que no he sabido muy bien cómo reaccionar ni cómo frenar las lágrimas al darme cuenta de que nunca más, de que nunca más formarás parte de mi vida... Qué drástico. Sí, medidas drásticas para acabar con un dolor que yo sé cómo de profundo es. Y es que no seré yo la que te reconozca haber mentido.
Entre confesiones me contaste dos episodios de tu vida dónde tomaste la decisión más incorrecta y dañina que podías tomar: Suicidarte.
Dos veces son muchas en una vida tan corta. Demasiadas. Así que no seré yo la que te repita, que en realidad me he ido de tu vida para no hacerte más daño. Que me he inventado un cuento de niños infelices para frenar una despedida cada mes. Y que comprendo perfectamente que hayas decidido eliminarme de tu vida de una manera tan radical.
Te he querido mucho. Y te he creído. He soñado en que realmente estuviésemos destinadas. En ese futuro juntas y en alcanzar esa ilusión. Vivir viajando, rodeadas de serpientes, de animales, y quién sabe, igual de niños. Ha sido corto. Pero ha sido. Son episodios de mi vida, y no me gusta borrar ninguno. Aunque hipócritamente, hoy te ruego que me borres. Que te olvides de mí. Que finjas no haberme conocido jamás, que finjas no haberme besado, y suplicado entre caricias que me quedase a tu lado.
Nos hemos perdido. Y jamás nos volveremos a encontrar. O quién sabe. Quizá una calle mojada, un concierto vacío, un funeral, un trabajo con olor a papel recién impreso.

He perdido una amistad y he arrancado una espina en tu dolor.

Gracias. Gracias..