jueves, 8 de septiembre de 2011

Felices 2

Hola enana,
Primero: felicidades, muchas felicidades. Te escribo 15 minutos después de tu cumple, no por olvido, ni si quiera por despiste o falta de tiempo, simplemente necesitaba hacerlo después de lo duro que ha sido el día de hoy. Verás, cuando naciste tú, nací yo. Nació mi sonrisa, gracias a la sonrisa que le llevaste a tu madre. Su perdón injustificado, y sin necesidad de justificación. Tu madre y yo hemos reído más que nadie, lo pasábamos tan bien... con sólo una mirada éramos capaces de hacer sonreír al mundo. Sabíamos hacerlo mejor que nadie, la felicidad era tanto la base como la meta, y la confianza sólo las piedras interpuestas en el camino. Lamentablemente, no sé si el mundo seguirá temblando cuando se junten nuestras manos, quizá deje de tiritar el día que decidamos acabar ya con todo. Sólo quiero que sepas, en el día de tu segundo cumpleaños, que resucitaste muchas vidas, y entre ellas, la mía. Que lograste muchos sueños, como no, entre ellos, el mío. Que siento cada día sus abrazos, y echo de menos cada milímetro de esa mirada brillante que la regalaste. Sus abrazos, las carcajadas, su mordedura de labio al sonreír en un momento tenso. Ella sabía cómo no hacerlo mejor que nadie. No soy nadie para dar lecciones, más que nada porque yo misma tengo mucho que aprender de la vida, pero aprovecha cada segundo junto a ella, porque esa magia que regala al mirarte no la he conocido jamás. Llénala del cariño y la felicidad que se merece, y sé para ella lo que yo mañana probablemente dejaré de ser. Si derrama una lágrima por mí, sécala con mil caricias, y si decide olvidarme, asegúrate de que nunca más vuelva a recordarme, ya que el día que nuestros recuerdos se junten no sé lo que podrá pasar... quizá vuelva a temblar el mundo.